Los especialistas coinciden en que el mal manejo del dolor sumado al uso inadecuado de analgésicos, como medida desesperada para superarlo, se convierte en otro problema de salud pública.
El estudio de Aced encontró que casi la mitad de las personas adoloridas (47 %) recurren a remedios caseros, el 30 por ciento acude a la oferta de la medicina alternativa, no siempre ofrecida por profesionales, y cerca del 20 por ciento busca fármacos que deberían ser ordenados por el médico pero son autoprescritos.
Néstor Álvarez, vocero de Pacientes de Alto Costo, advierte que la gran mayoría de procedimientos que se ordenan a personas con dolor crónico se niegan y los que se hacen no son suficientes, llevándolos a recurrir a la medicina alternativa, tradicional o a la automedicación, con consecuencias desastrosas.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el continente, en promedio siete de cada 10 personas ingieren analgésicos sin fórmula médica con regularidad, al punto que se estima que el 11 por ciento de los casos de insuficiencia renal se atribuyen a consumo de los llamados antiinflamatorios no esteroides o Aine (que suministrados sin supervisión médica pueden afectar el riñón).
Gran parte de la adicción a los derivados del opio empieza por el uso indiscriminado de este tipo de analgésicos para manejar un dolor moderado o intenso.
Sin embargo, de acuerdo con el presidente de la Aced, estos problemas son consecuencia del inadecuado manejo del dolor, que hace muy poco tiempo empezó a considerarse una enfermedad, y que el sistema de salud desconoce.