La exposición al ruido del tráfico aumentaría ligeramente el riesgo de morir como consecuencia de una enfermedad cardiovascular. Esta es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo en Londres, y cuyos resultados fueron publicados en ‘European Heart Journal’.
Investigadores de la Escuela Londinense de Higiene y Medicina Tropical estudiaron a unos 8 millones de personas que han vivido (o vivieron) en Londres entre el 2003 y el 2010; al cabo de ese tiempo se estableció una relación entre el tráfico automotor muy ruidoso y una tasa superior de enfermedades cardiacas y vasculares.
De acuerdo con los autores del trabajo, quienes habitan en zonas donde el ruido generado por el tráfico supera los 60 decibeles tienen un 4 por ciento más de probabilidades de morir, por estos males, que la gente que vive en zonas más tranquilas.
El ruido aumenta el estrés, altera el sueño y eleva la presión arterial, que son tres factores de riesgo conocidos de las enfermedades cardiovasculares.
Los adultos que viven cerca de carreteras muy ruidosas durante el día tienen también un 5 por ciento más de probabilidades de ser hospitalizados por una dolencia de este tipo, aunque en las personas mayores el riesgo aumenta un 9 por ciento.
En cambio, en la noche, en las zonas ruidosas solo las personas mayores presentan un riesgo mayor, del orden del 5 por ciento.
Según Jaan Halonen, investigador, este estudio es el primero que establece una relación entre el ruido y los males cardiovasculares en el Reino Unido. Su resultado “viene a sumarse a la cantidad creciente de datos que sugieren que una reducción de los ruidos generados por el tráfico podría beneficiar nuestra salud”, agrega.
Los investigadores reconocen, no obstante, que además del ruido, factores como la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión y la diabetes (propios de las áreas urbanas) desempeñan un papel importante en estos desenlaces.
En el 2013, el Journal of the American Medical Association divulgó los resultados del metaanálisis hecho a 34 estudios elaborados en las últimas décadas, para establecer la relación entre la presencia en el aire de contaminantes como el monóxido de carbono, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el material particulado (PM), con la salud de la gente expuesta.
Hazrije Mustafic y su equipo de la Universidad de Descartes (París, Francia) aseguran que la exposición a los principales contaminantes atmosféricos se puede asociar con un riesgo significativamente mayor de sufrir un infarto a corto plazo (menos de una semana).
Los investigadores creen que esto puede deberse a la inflamación que causan estos contaminantes, ya que los estudios han demostrado que marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva son más altos como resultado de la exposición a la contaminación del aire.