Los adolescentes que rondan los 13 años tienen una característica que los diferencia de las generaciones pasadas: su pulgar es más hábil que el dedo índice, antes calificado como el líder de la mano.
Según un estudio de la Unidad de Investigaciones de Cultura Cibernética de la Universidad de Warwick (Inglaterra), las manos de los jóvenes han cambiado por la temprana y repetida actividad del dedo pulgar en el uso de celulares, controles de videojuegos y demás ‘gadgets’ de la tecnología moderna. “Esto les ha proporcionado habilidades concretas y una flexibilidad que es reflejo de un desarrollo de áreas cerebrales específicas”, dice Sadie Plant, directora de la Unidad.
Hoy se habla de la generación del pulgar. Ellos nacieron, crecieron y se adaptaron a esa necesidad, al punto en que pueden pasar horas en actividades que implican tecleo y movilización de sus dedos, manos, brazos y cuerpo sin complicaciones.
“Se infiere –enfatiza Plant– que las generaciones siguientes incluso tendrán modificaciones anatómicas en sus manos, que empiezan por un aumento de la masa muscular y la longitud de sus pulgares”.
Pero la presión tecnológica les exige respuestas inmediatas a las manos y demás estructuras de generaciones anteriores, que no están diseñadas para eso.
Los resultados son alteraciones posturales, dolores, lesiones y compromisos mentales, que cada vez son más frecuentes. Algunas se agrupan en patologías que podrían llamarse “los males del chateo”.
¿Qué es la ‘whatsappitis’?
La tenosinovitis abarca varios males producto del uso repetitivo de la mano y los pulgares, durante el chateo, por ejemplo. De eso se trata la ‘whatsappitis’. Ellos son:
Tendinitis: inflamación de los tendones que doblan y extienden el pulgar, producida por el movimiento frecuente sin punto de apoyo. Causa un dolor agudo e intenso a lo largo de los dedos, que crece con el movimiento y la presión. Puede llegar a ser incapacitante.
Tenosinovitis: es el roce traumático del tendón con su envoltura por la disminución del líquido que lubrica su desplazamiento. Esto inflama, aumenta la temperatura local y produce un dolor intenso en los pulgares.
Se presenta después de la tendinitis y tiene un curso crónico. La enfermedad de De Quervain es la más conocida de este tipo y también produce una alto grado de incapacidad.
Síndrome del túnel del carpo: dolor intenso y pérdida de sensibilidad y fuerza en los dedos pulgar, índice y medio por el atrapamiento del nervio mediano a nivel de la muñeca. Esto se presenta por el movimiento repetitivo de la muñeca. Puede comprometer la funcionalidad de la mitad de la mano.
Artrosis del pulgar: es la degeneración de la articulación que forman los huesos trapecio y metacarpiano del pulgar. Es producida por la inflamación crónica debido al movimiento repetido de los dedos al manejar equipos electrónicos. Se caracteriza por dolor, limitación y deformidad de los pulgares. Puede dejar incapacidad permanente.
Mioespasmo cervical y escapulario: es un dolor en el cuello y en la parte alta de los brazos por la tensión que produce la flexión de la cabeza, la inmovilidad de los hombros y la flexión de los codos por tiempo prolongado. El síntoma puede provocar alteraciones en la postura, que terminan afectando a todo el organismo.
Síndrome de la vibración fantasma: es la percepción de que la vibración del teléfono móvil se experimenta en cualquier parte del cuerpo sin que se active o incluso cuando no se tiene. Ocurre porque los receptores de la piel se hipersensibilizan por el estímulo frecuente de la vibración del teléfono.
Nomofobia: miedo exagerado e irracional a estar sin teléfono. Se caracteriza por nerviosismo creciente, angustia y sensación de soledad y de estar ‘ilocalizable’, cuando no se tiene consigo el celular.
¿Cómo prevenir?
Límites. Procure no revisar el celular sin justificación; limítese a hacerlo cuando conteste o haga llamadas. Retire las señales que indican llegada de mensajes de texto y de correo y fije tiempos para revisarlos y contestarlos.
Lugares libres de celular. No lo use en comidas, cine, fines de semana, dormitorio, mientras hace ejercicio y durante las visitas y las vacaciones. Propóngaselo y trate de cumplirlo.
Entrénese. Si chatea mucho, haga pausas de cinco minutos cada hora para hacer estiramientos y adecuación muscular en dedos, muñecas, hombros y cuello. Movilizaciones amplias de estas estructuras son indispensables.
Aleje el celular del cuerpo. Déjelo en el escritorio, la mesa o el maletín. Utilice manos libres y cambie de oreja durante una conversación. Al final del día, de nuevo dedique 20 minutos a activar, estirar y fortalecer las estructuras ya mencionadas.
¿Cuándo hay que tratar?
En algunos casos hay que correr al médico. Las tendinitis, la tenosinovitis, la artrosis y los espasmos musculares siempre requieren de intervención médica. Esta comprende el manejo de analgésicos, fisioterapia, férulas, inmovilizaciones y periodos de incapacidad.
Vale anotar que en estos casos es necesario suspender el chateo que implique el uso repetido de la mano por tiempos variables y modificar ciertos hábitos para evitar la cronificación de los síntomas o la incapacidad para usarlos luego.
Por otro lado, la nomofobia y la adicción requieren atención psicológica y psiquiátrica. El uso de fármacos y la psicoterapia puede ser necesario.