Las largas jornadas laborales suponen un grave peligro para la salud y podrían aumentar el riesgo de sufrir una embolia cerebral, según una investigación difundida por la revista científica “The Lancet”.
Los investigadores descubrieron -a partir de los datos de más de 500.000 personas de Estados Unidos, Europa y Australia- que aquellos que trabajan más horas tenían también más riesgo de sufrir una embolia o un ataque al corazón.
Los científicos tomaron como referencia una jornada laboral media de entre 35 y 40 horas semanales para comprobar cómo afectaba el aumento de horas de trabajo al riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Así, comprobaron cómo en una jornada laboral de 41 a 48 horas semanales el riesgo asociado se incrementaba en un 10 por ciento; mientras que trabajar de 49 a 54 horas a la semana aumentaba el peligro hasta el 27 por ciento; y hacer más de 55 horas suponía multiplicar el peligro por tres.
Los científicos emplearon el metaanálisis para cruzar los datos de 25 estudios, localizando así tendencias que se hubiesen podido pasar por alto en las investigaciones previas.
Mika Kivimaki, investigador de la University College London, afirmó que “la puesta en común de los estudios previos disponibles” les permitió “investigar la relación entre trabajar muchas horas y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares con una precisión sin precedentes”.
Una vez establecida la relación, los científicos deben aclarar por qué las largas jornadas laborales tienen tal impacto en este tipo de afecciones; los autores apuntaron que otras causas como el estrés, la vida sedentaria y el alcohol podrían estar relacionadas.
Por su parte, el coautor del estudio Urban Jarlert, investigador de la Universidad Umea de Suecia, alertó de que trabajar muchas horas no es una “negligencia insignificante” e insistió en la necesidad de una legislación que regule las horas máximas de las jornadas de trabajo. Jarlert explicó que, dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Turquía es el país donde las jornadas laborales son más largas con el 43 por ciento de la población trabajando más de 50 horas semanales, en contraste con Holanda, donde esa proporción disminuye hasta el 1 por ciento.