LONDRES, INGLATERRA (07/ENE/2015).– Un grupo de investigadores ha desarrollado un nuevo compuesto antibiótico que destruye las bacterias sin que éstas desarrollen resistencia al mismo, según un artículo que publica hoy la revista científica británica “Nature”.
El compuesto es efectivo frente a los patógenos que han desarrollado resistencia a otros medicamentos.
Además, los científicos no observaron que estas bacterias generasen rechazo alguno.
Los investigadores, de diversas instituciones universitarias alemanas y de Estados Unidos, han bautizado el nuevo compuesto como “Teixobactin”, un producto al que bacterias como los estafilococos o las de la tuberculosis no generan resistencia.
Según los expertos que han participado en la investigación, coordinados por el profesor de la universidad Northeastern de Boston (EEUU) Kim Lewis, las propiedades de este compuesto abren el camino para desarrollar nuevos antibióticos que eviten la resistencia.
Lewis señaló en rueda de prensa que la resistencia desarrollada a los antibióticos “está provocando una crisis en los sistemas sanitarios públicos”.
Explicó que han probado el compuesto en varios animales infectados y han obtenido resultados esperanzadores.
“Este descubrimiento es una fuente prometedora para desarrollar antibióticos en el futuro y una oportunidad para relanzar la investigación en este campo”, subrayó Lewis.
Respecto a si es posible que los patógenos muestren oposición al antibiótico en el futuro, los científicos reconocen en su artículo que es “difícil” de predecir, pero que, en caso de ocurrir, podría tardar varias décadas en aparecer.
La motivación de la investigación, señalan en el informe, es la rápida resistencia que han desarrollado los patógenos para hacer frente a los fármacos.
Esta resistencia es más veloz que la introducción de nuevos antibióticos en el proceso clínico, lo que ha provocado una situación de crisis en los sistemas de salud públicos mundiales, aseguran.
“Teixobactin” mata a las bacterias al destruir las paredes de sus células, un método similar al que ya utilizaba la vancomicina, descubierta en la década de los 50 y contra la que los patógenos no fueron capaces de desarrollar resistencia hasta después de 30 años.
El nuevo antibiótico tiene estos efectos positivos frente a las bacterias debido a que combina varios objetivos, por lo que los científicos consideran que la resistencia de los patógenos podría tardar en aparecer más que en el caso de la vancomicina.