Dos leyes impulsadas por el gobierno de ese país asiático han logrado posicionarlo como una de las naciones más desarrolladas del mundo con niveles de sobrepeso mínimos.
Si se ve la lista de los 50 países con los índices de obesidad más bajos, la gran mayoría están ocupados por países pobres, con hambre e inseguridad. Sin embargo, dentro de esta lista hay un país rico que no encaja con los demás: Japón.
El país asiático es uno de los más desarrollados del planeta y tiene un índice tan bajo de obesidad que apenas es del 3,5 % entre la población adulta. Si se compara con las economías más industrializadas del planeta, las diferencias saltan a la vista: Alemania, Francia e Italia tienen un índice de entre el 21 % y el 22 %, Reino Unido un 26 % y Estados Unidos ronda el 33 %.
¿Cuál es el secreto de Japón? Pues bien, al igual que otras sociedades asiáticas como Corea del Sur, que también tiene un índice de obesidad muy bajo (4,6%), en Japón la dieta está basada en su comida tradicional que se caracteriza por ser muy fresca y de producción local.
Los japoneses cultivan en pequeños terrenos y en huertas suburbanas en los que producen alimentos naturales. Además, tradicionalmente están volcados hacia las porciones pequeñas, un punto a favor en su salud.
En contraste, las islas del Pacífico que tienen los índices de obesidad más altos del mundo (más del 40%), como Tonga, Palau, Nauru, Niue y Cook Islands, las porciones son inmensas. Esto se combina con niveles de actividad física muy bajos.
Pero más allá de su tradición y cultura, existen dos factores que han incidido fuertemente en cerrarle la puerta a la obesidad entre los japoneses. Se trata de las políticas de gobierno que buscan mantener a raya el sobrepeso, invirtiendo recursos en programas de nutrición, educación para la salud y leyes concretas.
Esas medidas forman parte de una campaña nacional que promueve la salud en ese país conocida como Salud Japón 21. Dentro del programa dos leyes han sido cruciales para ponerle freno de mano a la obesidad.
La primera ley es la Shuku Iku, destinada a la educación de los niños. Shuku significa comida y dieta, e Iku, a la educación intelectual, moral y física de los niños. El objetivo de esta norma busca aumentar la información de los estudiantes sobre la cadena alimentaria, la procedencia y la producción de los alimentos. Además pretende incidir en la nutrición en los primeros años.
Esta ley destinada para la infancia, que entró en vigencia en el 2005, determina procesos como: los menús saludables dentro de las escuelas, la contratación de nutricionistas profesionales que dan clases sobre alimentación y la promoción de una cultura social alrededor de la comida en la que los niños la preparan y reparten en el colegio. Sumado es esto, en los colegios de Japón no hay tiendas ni máquinas de comida así que los alumnos difícilmente pueden encontrar papas fritas o bebidas azucaradas.
La segunda ley es la Metabo, que busca controlar el peso de los adultos entre los 40 y 75 años y los anima a hacerse una medición anual del contorno de la cintura. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la circunferencia no debe superar los 94 centímetros para los hombres y los 80 para las mujeres.