Investigadores del King’s College de Londres examinaron las conexiones de los cerebros de 66 niños, de los cuales 47 habían nacido antes de la semana 33 de gestación.
Los nacimientos prematuros pueden alterar la conectividad entre diferentes partes del cerebro, lo cual a su vez podría incrementar el riesgo de autismo y los problemas de atención, según un estudio británico publicado el lunes en Estados Unidos. Investigaciones anteriores ya han notado que el autismo y los problemas de concentración eran más frecuentes en los niños prematuros.
Investigadores del King’s College de Londres utilizaron una resonancia magnética para examinar las conexiones específicas de los cerebros de 66 niños, de los cuales 47 habían nacido antes de la semana 33 de gestación, mientras los otros 19 nacieron en el tiempo previsto.
Los autores se centraron en las conexiones entre el tálamo, el centro de los reflejos emocionales, y la corteza, la materia gris que rodea los hemisferios cerebrales y que tiene un papel fundamental en muchas funciones cognitivas.
Los científicos constataron que los bebés nacidos entre las semanas 37 y 42, que es el período normal de gestación, tenían estructuras cerebrales notoriamente similares a las de los adultos en algunas partes del cerebro, lo cual confirma que las conexiones estaban bien desarrolladas al momento del nacimiento.
En cambio, entre los prematuros, los expertos observaron menos conexiones cerebrales entre el tálamo y la corteza, pero sí más conexiones con una zona particular de la corteza que está involucrada en el procesamiento de señales faciales, de los labios, la mandíbula, la lengua y la garganta.
Esto podría explicar por qué los bebés prematuros que son amamantados o alimentados con un biberón aprenden a hacerlo antes que los niños nacidos a tiempo. Pero la menor conectividad en la zona de la corteza involucrada en las capacidades cognitivas puede relacionarse al hecho de que estos niños tengan más probabilidades de padecer problemas de concentración y de socialización, según los investigadores.
“La próxima etapa en nuestra investigación será comprender el vínculo entre estas observaciones y las dificultades de aprendizaje, de concentrarse o de socializar”, comentó Hilary Toulmin, del centro de desarrollo cerebral del King’s College y principal autora de la investigación publicada en la academia estadounidense de las ciencias (PNAS).