La revista especializada The Lancet publicó el pasado viernes en su página web una serie de estudios con los que intenta alertar sobre un problema que parece no detenerse pese a recibir cada vez más atención de los gobiernos y la ciudadanía: la violencia contra las mujeres y niñas.
En cinco investigaciones, algunas lideradas por especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se hace una revisión de la dimensión de los principales inconvenientes (mutilación genital femenina, trata de personas, matrimonios forzados, violencia de pareja y violación) y, sobre todo, se pone en evidencia el papel que juega el sector de la salud para disminuir las aterradoras cifras. Por ejemplo, según ONU Mujeres, en el mundo una de cada tres ha soportado violencia física o sexual, cerca de 120 millones de niñas han sufrido coito forzado y otros 133 millones han tenido que padecer mutilación genital. Eso sin contar que en 2012 unos 400 millones se casaron antes de los 18 años y que los embarazos precoces siguen siendo la principal causa de muerte en adolescentes entre 15 y 19 años.
En Colombia el panorama tampoco es alentador. De acuerdo a cifras de la Fundación Sisma Mujer, cada hora dos mujeres eran víctimas de violencia sexual en 2013. Además, en comparación a 2003, el año pasado la violencia en pareja creció un 16%.
“Los sistemas de salud tienen hoy un papel crucial a la hora de establecer una respuesta multisectorial para hacer frente a la violencia contra las mujeres”, dice una de las investigaciones. “Hacer énfasis en la prevención es fundamental. Los trabajadores de la salud deben estar capacitados para identificar las sobrevivientes de esta problemática y trazar estrategias que les permitan abordar la violencia e integrarla con los servicios de salud infantil, materna, sexual y reproductiva, salud mental, VIH y abuso de alcohol o sustancia psicoactivas”, asegura otro de los artículos.
Esta serie fue publicada días antes del lanzamiento de la campaña 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, con la cual la ONU pretende detener esta tragedia. Serán dos semanas de movilizaciones, conferencias e iniciativas que arrancarán mañana, 25 de noviembre, y terminarán el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Pero el propósito de las investigaciones de The Lancet no es otro que subrayar el rol de la atención médica tanto en la prevención de la violencia como en el tratamiento de sus secuelas. Es hora, se lee en uno de los estudios, de que este tema, que siempre es visto como un problema social y de justicia penal, también se aborde como una preocupación de salud pública.
Aunque ya en 2013, la OMS había identificado este inconveniente como una prioridad del sector, aún hay enormes desafíos, principalmente en cuanto a financiación, promoción de igualdad, creación de políticas de prevención y capacitación de los profesionales de la salud. Como dice uno de los artículos, algunos países cuentan con directrices y protocolos que articulan el papel del sistema, pero han sido lentos en su implementación y desarrollo, especialmente las naciones de bajos y medianos ingresos. “Además se debe enfatizar en la educación y el empoderamiento de las mujeres. Es esencial”.
“También hay que fortalecer la investigación para aprender a responder a este problema”, se lee en una de las publicaciones. “La eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas es fundamental para el desarrollo social, económico y sostenible. Debe ser una prioridad en la agenda para 2015”.