Hasta llegar a la ONU, los derechos sexuales han recorrido un largo camino. La primera declaración se hizo el 29 de junio de 1997, en el 13º Congreso Mundial de Sexología, presidido por los doctores Juan José Borrás Valls y María Pérez Conchillo, con el lema “Sexualidad y derechos humanos”, que se celebró en Valencia (España) con la participación de delegados de 60 países.
Actualmente se considera que la Declaración de los Derechos Sexuales ha influido en las políticas y programas de desarrollo, así como en otras áreas relacionadas con la sexualidad, la salud sexual y los derechos humanos. Por lo que hay un amplio consenso al
entender que una vivencia positiva de la sexualidad contribuye a la salud y al desarrollo personal y social.
Hablar y escribir sobre los derechos sexuales sigue siendo muy importante: la sexualidad ha pasado de ser un pecado a ser un derecho y esto es un paso trascendental para la felicidad de las personas.